¿Alguna vez habéis ido a oscuras por vuestra casa sabiendo exactamente dónde estaba cada puerta y cada mueble con el que podíais chocar? Es una relación mágica, en la que has llegado a un grado de relación con tu vivienda en la que conoces cada rincón de ese entorno que te da cobijo.
En Hush (Mike Flanagan, 2016) la protagonista, Maddie, hace uso de ese conocimiento, de esa relación simbiótica con su morada que le permite ganar ventaja sobre un asesino que intenta acabar con ella. La premisa puede parecer poco original, pero hay que tener en cuenta que ella es sordomuda, lo que la sitúa en una aparente desventaja frente a su agresor, pero la relación de Maddie con su vivienda le servirá en el peligroso juego de escapar de su enemigo.
Para empezar, hay que agradecer que la película no sea el típico slasher en el que los protagonistas no paran de cometer estupideces que les conducen a su muerte, y es que en Hush, la heroína de la cinta toma la sartén por el mango y hace lo que todos deseamos que hagan cuando las cosas se tuercen en las películas de terror: luchar.
No hay que olvidar que aunque la protagonista no pueda oír, esto sólo la incapacita para escuchar el sonido aéreo, pero me gustó mucho que en un momento dado se valiera de su mano para detectar las vibraciones que las pisadas del asesino emitían sobre la madera que ella toca. Es un momento que me encantó, que establece una relación directa con la construcción: no debemos olvidar que el sonido no es sólo lo que oímos, sino también lo que nos transmiten por vibraciones los impactos de objetos que caen o, en este caso, las pisadas.
Este es un ejemplo de que en el juego del gato y el ratón que llevan a cabo los dos contrincantes, las interacciones con el entorno son muy diferenciadas entre ellos, precisamente por esta capacidad de Maddie de enfrentarse a su rival en su propio terreno, y que aprovecha en cada momento en el que sabe cómo distraerle para escapar o por qué puerta o ventana huír, mientras que el asesino debe contentarse la mayor parte del tiempo con lo que puede ver desde fuera, limitando su espacio de acción.
En definitiva, Hush es un thriller diferente, que sorprende, y que basa sus toques de miedo y suspense en la sordera de su protagonista, ya que Maddie nos hace partícipes de cómo interactúa con el mundo, haciéndonos temer cada giro de cámara de una forma especial, porque cualquier sonido puede ser anulado para el espectador y que no nos demos cuenta de que algo ha cambiado detrás. Es un truco simple pero efectivo, que nos pone en la piel de la protagonista, y que junto a las ganas de que luche y de que todo salga bien, convierten nuestra visita a su casa en una experiencia muy recomendable.