Con la publicación en 1851 de «Los Cuatro Elementos de la Arquitectura», Gottfried Semper defendió que el origen de la arquitectura se encontraba en el textil, en el hilado de tela de las tiendas primitivas que resguardaban del entorno.
Esta arquitectura primordial, la de delimitar espacios con tela, derivó en épocas posteriores en los tapices que cubrían las paredes de los edificios. Los tapices, defiende Semper, así como los frescos o cualquier otro medio pictórico, se establecieron como un método para tapar los muros de forma estética. Así, cualquier recubrimiento posterior derivaría del tapiz, guardando la misma intención estética de cubrir con ornamento aquellos elementos constructivos más rudos.
De este modo, podríamos decir que igual que nuestra ropa nos hace ser distintos dentro de la convención social, también es así para los edificios, que desde mediados del sigo XIX obtendrán este concepto de “piel”.
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Entretejiendo teorías entre Gottfried Semper y «La Chica Danesa»